sábado, 24 de septiembre de 2016

No aprecias lo que tienes hasta que te falta.

   Estás cansada de trabajar, de tu monotonía del día a día. Que si el despertador a las 7 y media, preparar desayunos, llevar a la niña al cole, en el mejor de los casos , que es el mío , y tu trabajo te lo permita, ir al gym, limpiar, hacer de comer, recoger a la niña del cole. Saludar hipócritamente a las madres super arregladas y preparadas (ole su coño), prepararlo todo para trabajar por la tarde, que es mi caso. Terminar de trabajar a las 2 de la mañana y vuelta a empezar. Y de los fines de semana ni hablamos. Trabajar desde la 1 del mediodía hasta las 4 de la mañana. ¿El tiempo libre? Para descansar. Y vuelta a empezar. Y me pregunto "¿Y esto es vida?" Y todo para pagar, pagar y pagar. Nada de vacaciones, nada de escapadas, nada de nada.
   Pero mire usted, que con esos pensamientos negativos, me quedo una semana en cama, sin poder casi moverme, como si me hubieran partido por la mitad, después de 2 días de pruebas y nolotil inyectado y creyendo que era un còlico nefrítico, resulta que tengo una lumbalgia del 15. Y con 24 horas para pensar y recapacitar, me doy cuenta de lo que tengo, de lo afortunada que soy y que simplemente tengo que disfrutar de cada momento, del día a día. A esos pensamientos me ayuda el diazepam que me tiene medio drogada casi todo el día. Ahora lo único que quiero es dormir, dormir y dormir y que se me pase este puto dolor. Y mañana, ya veremos.

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